De reojo miro a la gorda de manos gruesas
no dejo de mirarla cuando cae su cabeza y
su pelo confundido entre los dedos de mi
niña traviesa.
De reojo veo que ella tiene corazòn de trapo
y de inocencia, pintada en los labios con el
color de la pureza.
De reojo, miro y remiro absorta metida en
una burbuja de paciencia, ella le habla
cosas al oìdo, ella callada muestra su
sonrisa eterna.
Y asì de reojo, veo con gran pena que aquellos
instantes sòlo seràn recuerdos de frambuesa,
aquellos momentos dorados con bordes
rosados, lacitos que adornan los sueños de mi
princesa.
Se me antoja abrazar a esa muñeca y sentir
como late su corazòn de trapo, ella trae alegrìa
ella trae magia entre ceja y ceja y no son
tonterìas verla bailar al son de mi niña, que
sòlo juega.